Una Reserva de la Biosfera es un territorio declarado por la UNESCO que busca el desarrollo de sus habitantes en consonancia con la conservación del entorno, propiciando la relación entre el hombre y la naturaleza.
Este tipo de espacio se distingue de otros porque el hombre es parte esencial de él; la naturaleza que hoy tenemos es el producto de una evolución conjunta del hombre con el medio natural, cosa que se hizo de manera armónica durante milenios, pero desde la Revolución Industrial los cambios fueron mucho más bruscos, rompiéndose ese equilibrio.
Por tanto, las Reservas de la Biosfera no constituyen una nueva categoría de espacio natural protegido, sino que responden a una concepción más amplia y ambiciosa como es la de servir de espacio para la experimentación de modelos de desarrollo sostenible que armonicen los fines de la conservación tanto de recursos naturales como culturales.
El Consejo Internacional del Programa Hombre y Biosfera (MaB) de la UNESCO declaró Reserva de la Biosfera los valles del Leza, Jubera, Cidacos y Alhama en julio de 2003. La Reserva se encuentra en el límite sur oriental de La Rioja y tiene una extensión de 119.669 hectáreas, lo que significa un veinticuatro por ciento de la superficie total de la Comunidad.
Dentro de la Reserva hay cuarenta municipios, veintisiete de ellos incluidos totalmente dentro de los límites del espacio protegido. Estos municipio poseen numerosos valores culturales y etnográficos por la importancia histórica y estratégica que han tenido estos valles a lo largo de la historia. El paso de distintas y variadas culturas (árabes, romanos, visigodos...) ha dejado una huella imborrable que se puede apreciar en la artesanía, gastronomía o arquitectura popular.
La Reserva de la Biosfera de La Rioja cuenta en la actualidad con atractivos recursos que hacen de este paraje un lugar de visita inigualable. Un ambiente dominado por un mosaico de cultivos de vid, olivo y almendro, huertas tradicionales y paisajes trabajados mediante terrazas que posibilitaban el laboreo.
La presencia de espacios propicios para la ornitología permitirán la observación de aves rupícolas como las abundantes colonias de buitre leonado en las Peñas de Arnedillo, Peñalmonte y Peña Isasa, las Peñas de Iregua, Leza, y Jubera, Sierra de Alcarama y Valle del Alhama (todos ellos Lugares de Importancia Comunitaria), Sierra la Hez, Yerga, y el imponente Cañón del Río Leza, con sus cortados calizos.
Algunas áreas cuentan además con la figura de Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), como son:
Los senderos de Soto en Cameros, la ruta por los pueblos de Ocón y los anillos ciclo-montañeros que recorren los municipios y las aldeas de la Reserva, permitirán que tanto senderistas como ciclistas puedan disfrutar de los paisajes e hitos de interés debidamente interpretados en su entorno natural.
Un patrimonio al alcance de los visitantes constituido por ermitas, iglesias y palacios pertenecientes a los municipios y las aldeas de la Reserva, así como elementos testigos del pasado como el dolmen de Trevijano o las neveras de Leza de Río Leza y Munilla.
Un buen paseo invita a un baño en los afloramientos naturales de aguas termales que son continuos en diferentes puntos de los ríos Cidacos y Alhama, como las aguas termales que afloran en Arnedillo, Grávalos y Cervera, con placenteros balnearios para su disfrute.
Conviene no olvidar una visita a los yacimientos minerales, como el de las piritas de Navajún, yacimientos paleontológicos con abundantes icnitas como Valdecedillo, Santa Ana, Peñaportillo y La Canal, así como yacimientos arqueológicos testigos del pasado celtibérico de la zona como Contrebia Leucade en Inestrillas.
Existen museos y centros de interpretación ubicados por todo el territorio, como el Centro Paleontológico de Enciso, el Museo Trujal de Ocón, el Observatorio de Buitres en Arnedillo, el Centro de Interpretación de Aguilar del Río Alhama y el Museo de la Alpargata en Cervera del Río Alhama.
Los productos artesanales elaborados en la Reserva suponen otro atractivo turístico para aquellos que buscan la calidad basada en el respeto por el entorno y el desarrollo sostenible: la apicultura del Jubera, el turismo micológico en Zarzosa, el cultivo de la trufa y los mazapanes de Soto en Cameros, las alpargatas de Cervera, son productos que se trabajan y fomentan con mimo en la Reserva.
En otoño se pueden disfrutar además variados eventos gastronómicos relacionados con la carne de ternera, el queso artesanal, las migas de pastor, las setas y los productos del cerdo en diferentes municipios de la zona. Hay varias explotaciones ganaderas y algunas de ellas son ecológicas, como los cerdos de Ocón.
También existen servicios disponibles para los visitantes a través albergues, casas rurales y restaurantes, que constituyen el ambiente perfecto para descansar en pleno entorno rural.
Más de veinte empresas de la zona se encuentran adscritas a la Marca La Rioja Reserva de la Biosfera, distintivo que indica que son productos responsables, al generarse en un contexto de respeto al medio ambiente, a la economía y al bienestar de las personas. La Reserva de la Biosfera de Los Valles de Leza, Jubera, Cidacos y Alhama, apuesta por el desarrollo y constituye así un atractivo destino turístico para el visitante.
Todos los logotipos, imágenes y descripciones sobre la Reserva de la Biosfera de La Rioja son propiedad del GOBIERNO DE LA RIOJA.
Un finde Rural muy tranquilo!. Me gustó mucho la amabilidad que tiene Javier con sus alojados, es muy amable y simpático y te hace sentir como en casa. La habitación era super bonita, acogedora y tranquila. En la planta baja hay un salón con televisión, frigorífico y chimenea, una mesa familiar grande donde se puede comer y terraza para los fumadores.